Nos levantamos tarde (parte de nuestros problemas electrónicos).
Nos largamos y cruzamos la Bahía Aguirre sin contratiempos.
El cabo Hall fue una licuadora, pero pasó rápido, luego otras tantas puntas
y bahías una más imponente que la otra.
El mar ya no estaba para nada tranquilo como al principio, pero de eso ya
estábamos seguros que iba a ocurrir.
Le dije a Juan que me acordaba que había una playita tipo Hawaiana en el
lado oeste se Bahía Valentín . . . . le mentí . . .
La Hawaiana resultó se una playa llena de rocas bocha con un Río color té
en el medio corriendo.
Armamos la carpa cerca de la orilla noreste del río y nos metimos en cuanto
pudimos muertos den frío porque llovía a cántaros.
Al rato desde dentro de la carpa empezamos a sentir unos gritos
extrañísimos.
Nos miramos sin saber qué carajo era eso. Me asomé por la ventana de la
carpa y veo un inmenso Toro salvaje Fueguino. Los cuernos del bicho eran más
grandes que el ancho de nuestra carpa.
El loco bufaba, gritaba y pateaba el piso del otro lado del río mirando la
carpa.
Y fue entonces que empezó el show del día. Juanpa empezó, me calenté, . . .
Juira Toro de Mierda!!, camine a Cuchaaaa!!!! . . . (el toro miraba como
diciendo , . . . me, no habla Español . . .), y Juanpa a Cucha!! . . . a Cucha
Toro!!, . . . . finalizando la frase con un grito Tarzanesco a lo Johny West
Muller. Mi Dios!! . . . el toro recién se fue cuando mi amigo le empezó a tirar
piedras y yo pensando, si este toro reputo se llega a avivar que por la playa
el río es menos profundo vamos a tener que nadar un buen rato.
Morfamos comimos y a dormir sin asomar la cabeza ni cuando el amigo vacuno
gritaba a lo lejos . . .
Abrazo! Juan Pablo y Alejandro